viernes, 8 de febrero de 2013
LA EXCELENCIA EN SEGURIDAD CONTRA INCENDIOS O CÓMO EVITAR TRAGEDIAS
La mejor protección contra los incendios es tener conciencia de su esencia y del daño que pueden causar. Cuando sucede un incendio como de la discoteca en Santa María de Brasil, donde el balance de muertes alcanza ya a 238 personas, la sensibilización pública frente a estos daños aumenta y debería quedar fijada en la memoria. Así, la primera recomendación que se puede hacer cuando entramos a un local de ocio, es fijarnos siempre en las salidas y señalización de emergencia, y en los equipos contra incendios instalados (extintores, Bie, detectores, rociadores automáticos). Esta pequeña observación puede ser crítica si nos vemos obligados a buscar una salida de manera urgente.
En el ámbito del empresario o propietario de un local de ocio, se dan múltiples variantes de pensamiento y de proceder para acometer la protección contra incendios, pero existen tres fórmulas comunes. Una, pésima, para salvar el trámite, y que coincide con la forma de pensar de que la inversión en protección contra incendios es un gasto obligatorio, y por tanto se trata de gastar lo menos posible, lo que conlleva elegir productos de baja calidad instalados por empresas de dudosa profesionalidad y cuyo mantenimiento se hace sobre el papel, que no sobre los equipos. La segunda, la más común, es la que aspira a cumplir con el expediente, es decir, con lo que ordena la legislación en materia de seguridad contra incendios vigente, con el raquitismo que eso entraña, ya que la legislación tarda años en incorporar las novedades tecnológicas, la actualización normativa y tiene aún mucho que resolver en materia de retroactividad, inspección de las instalaciones y su mantenimiento. Y la tercera, excelente, que es la que considera la seguridad como una inversión, como un bien común, y por tanto elige los productos y empresas mejores, más eficaces y fiables desde el principio, es decir, desde el proyecto de la instalación.
Los profesionales de la seguridad contra incendios aspiran a implantar en el criterio común de los usuarios esta fórmula de la excelencia que piensa en la seguridad contra incendios como un todo global, como un gran puzle donde la protección pasiva (productos especiales que evitan el inicio del fuego -ignifugación de los materiales-, evitan que se propague -compartimentación, cerramientos, sellados-;y facilitan la evacuación de las personas y la actuación de los bomberos – protección de la estructura, vías de evacuación seguras, señalización fotoluminsicente-) encaja perfectamente con la protección activa (equipos y sistemas de detección y extinción automática o manual: detectores, extintores, boca de incendio equipada, rociadores, hidrantes, control y evacuación de humos, etc.) con la finalidad de proteger de manera eficaz los edificios, ofreciendo a las personas la más completa seguridad que se puede conseguir ante un incendio. Y manteniendo todo ello en perfecto estado durante el tiempo, cumpliendo las revisiones periódicas recomendadas y supliendo los equipos una vez finalizada su vida útil
Esta fórmula es alabada también por las compañías de seguros, que incluso rebajan la prima de sus clientes porque tras las comprobaciones certifican que todos los elementos sirven para lo que fueron diseñados y unos se complementan con los otros.
Pasando al terreno práctico, cuando sucede un incendio, pueden darse también diversas variables. La primera, es una tragedia y lo hemos visto en el reciente suceso de la discoteca Kiss en Santa María (Brasil), donde han muerto más de 230 jóvenes. En este tremendo suceso se han dado todos los errores posibles: el local carecía de licencia del departamento de Incendios, el aislante acústico era altamente inflamable y extendió en pocos minutos el fuego por todo el techo, no existían sistemas automáticos de extinción, los extintores no tenían carga, solo había una salida de emergencias y estaba bloqueada por el personal de seguridad, y un largo etcétera que está siendo investigado y que nos desvelará otros muchos fallos no revelados.
La segunda variable, cuando se declara un incendio, y la más común, viene a ser que los medios y medidas implantados cumplan con la legislación y faciliten la evacuación del edificio y los bomberos puedan apagar el incendio con los daños materiales correspondientes, dependiendo de una serie de factores que tendrán que ver con el grado de protección instalado. En este caso, se salvan las vidas humanas, pero en muchas ocasiones se pierde un patrimonio que no solo se refiere al daño en el edificio, también a la maquinaria, material de oficina, equipos informáticos, documentación, etc. que puede derivar en el cierre de la industria o empresa.
Finalmente, en este panorama de lo real, nos encontramos con empresas modélicas que instauran un sistema de protección contra incendios integral, diseñado por un especialista en la materia, que desarrollará una protección específica para cada área del edificio dependiendo de lo que se quiera proteger, utilizando las últimas tecnologías certificadas por organismos homologados. Todos estos equipos y sistemas serán puntualmente mantenidos y se sustituirán cuando se compruebe que han dado de sí lo que su vida útil les permite. En estos casos, el incendio no pasa de conato y apenas en unas horas todo vuelve a la normalidad y no hay que lamentar ni daños humanos ni daños materiales.
Este es el ideal de todo especialista en seguridad contra incendios y debería serlo de todos los usuarios responsables que evalúen con calma las alternativas y se convenzan de que la seguridad contra incendios es una buena inversión, se mire por donde se mire. (www.tecnifuego-aespi.org)
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